Sólo se prueba una vez y nada más que una vez,
su sabor perdura por siempre, hasta el fin de los tiempos.
miEL... cuando deja de ser un recuerdo y reaparece en tu vida
se adhiere a tus entrañas, crucifica tus heridas.
miEl... arranca de tu naturaleza lo impuro
cada vez que te baña con su sagrada espesura.
Y si su delicioso ser te atrapa rogarás al cielo perpetuar ese momento,
ya que ni las maravillas del paraíso pudieron duplicar
a este grácil y magnífico ente que sin piedad te roba el aliento.
Con sus embrujos te eleva, ¡mirífico hechicero!
Un conjuro expresa con la magia encerrada en sus pensamientos
descubriendo así aquel íntimo enigma que protegen las estrellas.
miEL... huidizo dios que jamás se extingue,
mi vicio eximido,
mi dicha eminente...
miEl